
En un día soleado y vibrante, típico de la primavera en Cádiz, el grupo Torre de Cera (Jerez) se presentó en el escenario natural de la “media luneta” del Paseo Marítimo de Puerto Real, ofreciendo una experiencia íntima y emocionante que quedará en la memoria de los asistentes. Era el sábado 4 de mayo, a las 12:30 del mediodía, cuando el dueto se dispuso a llenar de música el aire costero, bajo el auspicio de la Asociación de Músicos de Puerto Real CRD Music, la Autoridad Portuaria de Cádiz, el Club Náutico El Trocadero y con la colaboración del Ayuntamiento de Puerto Real.
Torre de Cera, conocido por su peculiar estilo de rock andaluz, tomó el escenario en formato dúo semi acústico, lo que permitió una aproximación más delicada y personal a su música. Con sus guitarras al frente y la inmensidad del mar como telón de fondo, el grupo interpretó una selección de temas de sus reconocidos álbumes Nace un nuevo día y Como el levante. Cada canción fluía con una mezcla de letras profundas y melodías que resonaban con el alma andaluza, evocando tanto la nostalgia como el júbilo.
El público, aunque compacto, con alrededor de 40 personas, se mostró enormemente receptivo, sumergiéndose en cada nota musical. La atmósfera se enriqueció con la presencia de paseantes curiosos que, atraídos por la calidad del sonido y la pasión evidente de los músicos, se detenían a disfrutar del espectáculo. La interacción entre los artistas y la audiencia fue palpable, creando un ambiente de camaradería y celebración de la cultura local.
La elección del lugar y el momento no pudo haber sido más acertada. El Paseo Marítimo, con su brisa marina y el sol brillando alto en el cielo, proporcionó un escenario idílico para esta cita musical. La organización del evento merece una mención especial, pues todo estuvo dispuesto de manera que los asistentes solo tuvieran que preocuparse por disfrutar de la música y la vista.

Torre de Cera demostró una vez más su habilidad para conectar con su audiencia, ofreciendo un repertorio que, aunque arraigado en lo tradicional, resonaba con una frescura impresionante. Su música, una fusión entre lo antiguo y lo nuevo, se sintió como una banda sonora perfecta para un sábado en el que el arte y la naturaleza convergieron.
Al finalizar el concierto, el aplauso fue prolongado y cálido. Los asistentes, claramente conmovidos y energizados por la experiencia, se dispersaron lentamente, llevándose consigo la resonancia de un encuentro memorable. Torre de Cera no solo entregó notas y acordes; regaló momentos de conexión profunda, demostrando que la música, especialmente cuando se toca con pasión y en un lugar tan emblemático, puede ser una verdadera celebración de la vida.